¿A quién importa en Oriente Próximo lo que dice Obama?
Este mes, Oriente Próximo ha visto a un presidente de Estados Unidos degradado. Más que eso, ha corroborado el prestigio más bajo de EEUU en la región desde que, en 1945, Roosevelt se reuniera con el rey Abdul Aziz en el barco USS Quincy en el Lago “Great Bitter”
Mientras Barack Obama y Benjamin Neranyahu representaban su farsa en Washington con Obama tan servil como siempre – los árabes seguían adelante con la seria tarea de cambiar su mundo, manifestándose, luchando y muriendo por las libertades que nunca tuvieron. Obama divagó sobre el cambio en Oriente Próximo y el papel de EEUU en la región. Estuvo patético. “¿Que es esta cosa de ‘papel’?”, me preguntó un amigo egipcio el fin de semana: “¿Todavía se creen que nos importa lo que piensan?”
Y esto es verdad. El fracaso de Obama en apoyar las revoluciones árabes hasta que estuvieron casi terminadas, hizo que EEUU perdiera la mayor parte de su crédito restante en la región. Obama estuvo callado en el derrocamiento de Ben Alí, solo se unió al coro de críticas contra Mubarak dos días antes de su salida, condenó al régimen sirio, que ha matado más personas que cualquier otra dinastía en esta “primavera” árabe a excepción del espantoso Gadafi, dejando claro que desearía la continuidad de Assad, moviendo su débil puño ante la crueldad del pequeño Bahrein y manteniendo un absoluto, asombroso silencio sobre Arabia Saudí. Anda de rodillas ante Israel. Por tanto, ¿Resulta extraño, que los árabes den la espalda a EEUU, no desde la furia o la ira, ni con amenazas o violencia, sino con desprecio? Son los árabes y sus congéneres musulmanes de Oriente Próximo quienes están tomando las decisiones por sí mismos. [..]
Uno de los más frívolos elementos de la política exterior de EEUU hacia Oriente Próximo se funda en la idea de que los árabes son de alguna forma más estúpidos que el resto de nosotros, desde luego que los israelíes, más alejados de la realidad que los occidentales, que no entienden su propia historia. Así ellos tenían que estar rezando, disertando y halagando a Clinton y su estirpe, tanto como sus dictadores hicieron y hacen, figuras paternas guiando a sus hijos por la vida. Pero los árabes son mucho más ilustrados que lo fueron ellos hace una generación; millones hablan un perfecto inglés y pueden entender muy bien todo, la debilidad de la política y la irrelevancia de las palabras del presidente. Escuchando el discurso de 45 minutos de Obama este mes, (el “comienzo” de cuatro días enteros de declaraciones ambiguas y autobombo por el hombre que trató de llegar al mundo musulmán hace dos años en El Cairo y a continuación no hizo nada), uno pudiera haber pensado que el presidente de EEUU había iniciado las revueltas árabes en vez de quedarse al margen por temor. [...]
Dudo mucho si los palestinos permanecerán en silencio. Si hay una “intifada” en Siria, ¿Por qué no una tercera intifada en “Palestina”? No una lucha de bombas humanas suicidas, sino de masas, protestas enormes de millones. Si los israelíes disparan a unos pocos cientos de manifestantes que trataban (y en algunos casos lo consiguen) de cruzar la frontera israelí hace casi dos semanas, que harán si se enfrentan a miles o millones. Obama dice que el estado palestino no debe ser declarado por Naciones Unidas. ¿Pero, por qué no? ¿A quién importa en Oriente Próximo lo que dice Obama? Parece que ni siquiera a los israelíes. La primavera árabe pronto llegará a ser un verano cálido y también habrá un otoño árabe. Para entonces, el Oriente Próximo puede haber cambiado para siempre. Lo que Estados Unidos diga no importará nada.
El original es de Robert Fisk para The Independent (y es el post anterior)
La traduccion y el articulo al completo aqui
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